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NUESTRA HISTORIA - RELATO

“Dios no me ha llamado a ser exitosa, me ha llamado a serle fiel” Palabras de la Madre Teresa de Calcuta que las hace suya”

Hace más de 20 años, Patricia Bozzano leyó en un periódico una noticia que transformó su vida para siempre. Se trataba de la historia de una niña con una deformidad congénita (pie Bot o pie Zambo Congénito) y maltratada por su madre. La pequeña necesitaba urgente de una familia de acogida. Profundamente conmovida por la situación de la pequeña, esta artista plástica paraguaya, dueña de una galería de arte, solicitó la tutela de la menor. Y se la concedieron.

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Jamás imaginó que esa decisión sería el principio de un camino por el que transitarían decenas de niños desamparados, sin hogar, sin padres, sin infancia.

 

Más tarde supo de otros casos de maltrato, abandono, abusos, y en su corazón sentía un llamado de Dios que la quebrantaba para seguir ayudando a más niños y adolescentes en situación de riesgo. Este fue el principio de un camino por el que transitarían decenas de niños y adolescentes desamparados sin hogar, sin padres, sin futuro, fueron llegando uno a uno a la casa de Patricia Bozzano y su familia. Fue así, que en marzo de 2002 nace el Hogar “Unidos por Cristo” en su casa de Asunción.

Primero fueron 3, luego 15, más tarde 60, alcanzaron 125 y llegaron a 190 niños, niñas y adolescentes, viviendo en el hogar dirigido por esta mujer que ha renunciado al bienestar económico que podría darle su profesión, a la tranquila vida familiar, a horas de sueño y mil cosas más.

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“Me enorgullece, pero no soy yo la que obra, todo esto es posible gracias a Dios”, dice Patricia, quien comparte con sus cuatro hijos biológicos y 3 adoptivos la entrega por los que más necesitan. “No existe mayor premio que ver vidas cambiadas”, afirma.

UN POCO MAS...

Donación de una casa quinta para albergar a más niños en situación de riesgo.

El Hogar está ubicado en la localidad de J. A. Saldívar, departamento de Capiatá, a 23 kilómetros de Asunción. Aquí “el trabajo empieza de cero” con cada niño y adolescente que llega. “Vienen con malos hábitos, faltos de toda educación, con vocabulario sucio, pero después de cierto tiempo se convierten en seres que se aman a sí mismos y están dispuestos a darse por los demás”, explica una de las líderes.

Esta es una gran familia, se ven recorriendo la propiedad niños por todas partes, adolescentes estudiando y encargándose del orden y la limpieza. Todos ellos han llegado con orden judicial, no para adopción, ya que cuentan con familiares (que no pueden brindarles la atención que necesitan). Todos estudian, la mayoría en la escuela que funciona en el mismo Hogar. Allí viven, se recrean, se capacitan y, lo más importante, sienten el amor de Dios en sus vidas y son transformados por él.

En el comienzo Patricia recibió a los niños en su casa y los mantuvo gracias a la venta de obras de arte en su galería, más el aporte solidario de personas que creían en este proyecto. “Siempre desee que el Señor maneje mi vida. El planteo era: o vendía cuadros o me dedicaba a estos niños. Y la prioridad era dedicarme a ellos, a su parte espiritual, a que tengan la familia que nunca tuvieron. No tenía sentido salir a trabajar dejando en casa un batallón de niños que reclamaban mi presencia, el amor de mamá, el conocer de Dios. Entonces un día le dije al Señor: Señor yo me ocupo de tus hijos como mamá y tú te ocupas de la provisión”.

Y fueron llegando las provisiones, sin que ella las buscara. Miembros de iglesias y diferentes ministerios empezaron a golpearle la puerta para ofrecer alguna ayuda, alimentos o vestimenta. Desde 2006 el Hogar cuenta con casa propia, gracias a la generosidad de una familia que donó su casa de fin de semana y un predio de 4 hectáreas de tierra roja. Con la colaboración de muchas personas se reconstruyó el galpón que pasó a ser el pabellón de varones y otras iglesias y voluntarios anónimos construyeron otro para las mujeres.

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PROVISIÓN Y MISIÓN
Con la creación de la Fundación Unidos por Cristo y la obtención de la personería jurídica, el Estado paraguayo otorgó una subvención, que cubre aproximadamente el 6% parte del presupuesto del Hogar.

No falta el apoyo de familias solidarias, iglesias y empresas nacionales con compromiso social. Sin embargo, el déficit es una sombra permanente y periódicamente Patricia lanza una campaña para combatirlo, compartiendo necesidades puntuales en las redes sociales.

Además de colaboraciones materiales, el hogar siempre da la bienvenida a misioneros de diferentes partes del mundo, que puedan ayudar en la educación cristiana de los niños. También hay necesidad del servicio de odontólogos, médicos, peluqueros, fontaneros, electricistas, pintores, albañiles, etc.

Desde 2010 funciona en el predio una escuela cristiana de nivel inicial y escolar básica, que está abierta a la comunidad. “Queremos cambiar la educación. Aquí la enseñanza está basada en los principios de Dios”. Actualmente ya contamos con la habilitación del MEC hasta el 3er año del Nivel Medio y seguimos aspirando a ayudar a más jóvenes para que logren alcanzar una vida profesional y que el factor pobreza no sea un obstáculo para lograrlo.

TESTIMONIOS

Donación de una casa quinta para albergar a más niños en situación de riesgo.

“Siempre hay oportunidad para cambiar de una vida desordenada a una digna”, afirma Laura, una joven que llegó a Asunción la capital del país- procedente de Curuguaty cuando tenía solo cinco años. Huérfana de madre y un padre ausente, con 8 hermanos esparcidos por diferentes lugares, no tuvo el apoyo familiar que todo niño necesita. A los 17 años ingresó en el Hogar Unidos por Cristo tras un allanamiento en el prostíbulo donde trabajaba. Como era menor de edad fue enviada por orden judicial a este refugio de amor y allí empezó a cambiar de vida. “No fue fácil salir de la prostitución. Aquí debía cumplir las reglas a las que no estaba acostumbrada, además formar parte de una vida familiar que yo no conocía. Nunca tuve personas que me hablaran ni me orientaran sobre los valores”, manifiesta.

OTRA NUEVA FAMILIA
María Elena, lleva 10 en el Hogar y se desempeñaba como encargada en la escuela. Casada y madre de dos hijos, dejó atrás una vida de drogadicción. “Llegué a lo más bajo que una persona puede llegar”, confiesa. Y allí conoció a Patricia Bozzano y su familia. “Con los años, mi vida cambió completamente. Se me inculcaron valores como la comprensión, el amor, la tolerancia, la paciencia, todo lo que le faltaba a mi vida”.

“La droga destruye completamente a la persona". Gracias a Dios conocí el Hogar Unidos por Cristo y también otra institución donde me ayudaron a dejar las drogas. Cuando más necesité, le clamé a Dios y él me ayudó. Ahora estoy sana y pude ayudar a otras personas a salir de la adicción”, afirma.

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ADOLESCENTE REBELDE
Silvia, fue llevada al Hogar por sus padres porque era una adolescente muy rebelde. En cuatro años ha cambiado completamente. “Los padres siempre quieren lo mejor para sus hijos. Me costó trabajo comprender eso, pero ahora le estoy agradecida a mi familia por haberme hecho conocer el lugar donde viví y donde hay mucho amor y respeto entre todos los integrantes de la gran familia”, expresa.

Lo más impactante del Hogar Unidos por Cristo, es que recibe a niños y adolescentes drogadictos y enfermos, que han sido abusados y abandonados, o que han estado involucrados en grupos criminales. Muchos de ellos fueron rechazados en otros hogares, por considerarlos casos perdidos. Sin embargo, en este lugar todos ellos se recuperan.

“Todos se preguntan hasta que edad están con nosotros, yo solo les pregunto, ¿hasta qué edad les tienen a sus hijos en casa? Muchos llegaron siendo bebés recién nacidos, tengo un grupo de chicos que llegaron con 9, 10 años y hoy trabajan y se pagan sus estudios Universitarios. Varias chicas ya se casaron y siguen trabajando con nosotros activamente. De que me serviría llegar hasta cierta edad y luego mandarles si son mis hijos, quiero lo mejor para todos ellos”

 afirma Patricia

PERSONAS CLAVE

Conoce al gran equipo detrás de Fundación Unidos por Cristo

Nuestro equipo de profesionales viene de contextos y experiencias distintas, lo cual los convierte en el pilar de Fundación Unidos por Cristo. Sus ideas ayudan a dar forma a la dirección y la misión de nuestra organización. Sigue leyendo para conocer más acerca de algunos de los miembros de nuestro gran equipo.

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Familia Cáceres Salinas
Numa Daniel Cáceres Bozzano

Presidente de la Fundación Unidos por Cristo

A. Alvarado se unió a Fundación Unidos por Cristo con la visión y el impulso de mejorar nuestro(a) Organización de asistencia social y hacer que nuestro nombre sea sinónimo de cambio social y mejora humana. A. Alvarado se ha centrado en el desarrollo de la organización con gran integridad.

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Cintia Carolina Mereles

Tesorera de la Fundación y Coordinadora General

Con experiencia, fiabilidad y ganas. Estos son algunos de los atributos con los que se describe a este miembro valioso de nuestro equipo. M. Perez realmente nos inspira y logra que ir a trabajar sea un placer.

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Familia Benítez Soto
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Como parte invaluable del personal y líder de Fundación Unidos por Cristo, A. Cifuentes ha sido testigo de la continua evolución de nuestros programas desde el principio. Con una amplia experiencia tanto en el sector privado como en el no lucrativo, A. Cifuentes ofrece un conjunto de habilidades único que garantiza un impacto innegable.

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